Estancamiento al correr: por qué ocurre y cómo superarlo
Si actualmente no estás experimentando ese estancamiento al correr, es probable que lo hayas experimentado o lo experimentes en algún momento de tu carrera deportiva. ¿Por qué ocurre y qué podemos hacer al respecto? Veamos algunas de las razones más comunes por las que puedes experimentar este estancamiento al correr y qué puedes hacer en esa situación concreta.
Mientras me preparaba para escribir esto, empecé a reflexionar sobre mis propias experiencias. Y me di cuenta de algo tan interesante como sorprendente: actualmente estoy experimentando una fase de estancamiento al correr. A pesar de mantener mi horario y mi rutina generales, no he hecho ningún progreso real en varias semanas. De hecho, cuando utilicé la práctica función de gráficos de mi aplicación preferida, dibujó literalmente una pequeña meseta. Así que funciona más o menos. Me decepciona darme cuenta de esto sobre mí y sobre mi entrenamiento, pero me alegro de que tengamos la oportunidad de solucionarlo juntos. Eso es exactamente lo que vamos a hacer, porque estoy seguro de que no soy el único.
En primer lugar, es importante tener en cuenta que hay varias razones por las que los runners, y cualquier atleta, pueden llegar a estancarse durante su entrenamiento. Como es lógico, la estrategia que probablemente mejor te funcione dependerá de la causa subyacente.
Sobreentrenamiento
Como sugiere el término, el sobreentrenamiento es lo que ocurre cuando uno se esfuerza demasiado. Esto podría significar que estás corriendo demasiado o a una intensidad demasiado alta, o ambas cosas. En cualquier caso, estás exigiendo a tu cuerpo más de lo que es capaz de dar con seguridad. En algunos casos, es posible que también experimentes algunos dolores y lesiones cuando estás sobreentrenado, pero no siempre es así. A veces, solo es que tu progreso corriendo se ralentiza.
En este caso, la solución es sencilla y contraintuitiva. Necesitas tomártelo con más calma. Esto puede significar incluso tomarte unos días de descanso, en algunas situaciones hasta un par de semanas, para recuperarte totalmente del estrés que ha estado experimentando tu cuerpo. Lo sé, esto parece que está mal. Sin embargo, la realidad es que el progreso atlético, independientemente del deporte, no se produce durante el entrenamiento. Ocurre entre entrenamientos, cuando te estás recuperando. Cuando corres simplemente estás proporcionando un estímulo, diciéndole a tu cuerpo «necesito que te adaptes a esto».
Sin embargo, estas adaptaciones requieren tiempo y energía. Así que, si has notado que no estás progresando, puede que necesites tomarte un tiempo alejado del deporte para que tu cuerpo tenga la oportunidad de ponerse al día y hacer los cambios necesarios.
En el mundo de la halterofilia, esta es una práctica habitual. A lo largo de los años, he notado un ritmo en mis progresos de levantamiento. Después de un mes más o menos con una rutina específica, empiezo a estancarme y dejo de progresar. Si intento seguir adelante sin cambiar nada, puede que incluso empiece a retroceder en mis levantamientos, perdiendo fuerza. Pero si me tomo una semana de descanso, hago algo de entrenamiento cruzado y me centro en la recuperación, normalmente puedo volver a mi rutina e incluso levantar más peso que la última vez que lo intenté. Dado que al correr se aplican los mismos principios fisiológicos, se aplican las mismas lecciones. A veces, necesito tomarme una o dos semanas sin correr para que la maravillosa máquina adaptable que es el cuerpo humano pueda hacer su trabajo.
Si has estado trabajando duro cuando corres y empiezas a notar falta de progreso junto con dolores, molestias y una falta general de motivación, lo más probable es que necesites tomarte un tiempo de descanso para recuperarte.
Infraentrenamiento
Sin embargo, si he de ser totalmente sincero, lo que acabamos de mencionar no es lo que me ocupa ahora mismo. No me he esforzado demasiado al correr. Me encantan las carreras de resistencia largas y fáciles. Y odio, desprecio, aborrezco el entrenamiento de velocidad. Así que he estado descuidando esa parte de mi entrenamiento. Y eso puede ser muy malo.
Para entender las razones, volvamos a la idea de adaptación que hemos abordado brevemente antes. Tus entrenamientos te proporcionan una cantidad saludable de estrés, lo que desencadena una respuesta de adaptación en tu cuerpo para que, cuando te enfrentes a ese mismo reto en el futuro, seas más rápido, más fuerte y, en general, estés mejor preparado para ello. Si tus entrenamientos no te suponen un reto, por ejemplo, si solo te centras en carreras fáciles e ignoras cualquier cosa que realmente te suponga un esfuerzo, lo más probable es que te encuentres en una fase de estancamiento. Como es mi caso.
En mi caso, los entrenamientos de velocidad que he ido dejando conveniente y perezosamente fuera de mi agenda significan que no he estado haciendo nada para mejorar mi fuerza y potencia como runner. Por supuesto, no veo muchos progresos. Básicamente he estado pidiendo a mi cuerpo que trabaje más tiempo sin darle la fuerza extra para hacerlo.
Por suerte, la solución es sencilla: tengo que esforzarme más, pero de manera segura. En situaciones como la mía, el objetivo es utilizar entrenamientos más exigentes para superar el estancamiento. Sin embargo, la naturaleza exacta de estos entrenamientos dependerá de tu rutina habitual. Por lo general, la idea es incorporar algo que actualmente falte en tu rutina y que te suponga un nuevo reto. Para mí, esto se traduce en carreras de intervalos, que voy a programar en cuanto terminemos aquí. Pero para ti, el problema podría ser lo contrario. Quizá sientas que tu resistencia disminuye. La solución más probable, entonces, sería centrarse en ese aspecto de tu forma física corriendo gradualmente distancias cada vez mayores. En cualquier caso, el objetivo, en este caso, es desafiarte a ti mismo de una forma nueva y romper con cualquier aspecto de tu rutina que te esté frenando.
Estrés mental y emocional
En ocasiones, sin embargo, el problema no es físico, sino emocional. Al igual que el cuerpo puede agotarse si realiza los mismos entrenamientos de forma constante, el cerebro también puede llegar a la extenuación. O puede que el estrés en otro ámbito de tu vida te esté dejando tan agotado que simplemente no te quede energía mental y emocional para emplearla cuando corres. En mi caso, es en esta época del año cuando la depresión estacional empieza a hacer estragos y me cuesta concentrarme en casi todo.
Pensándolo bien, esta podría ser la razón por la que he llegado a este punto de estancamiento. Correr a gran velocidad, como mencionaba antes, requiere mucha energía y motivación para empezar, por no hablar de la energía y motivación necesarias para acabar. Energía y motivación que ahora mismo siento que no tengo. Por supuesto, también podría ser porque simplemente no me gusta.
Sea cual sea la causa, en estos momentos de elevado estrés emocional y agotamiento, la mejor solución es hacer lo que sea necesario para que tus entrenamientos te resulten más agradables. Esto podría significar dejar de correr durante algún tiempo para centrarte en alguna forma de entrenamiento cruzado, como pilates o levantamiento de pesas, que te resulte más divertida y relajante. Durante periodos especialmente estresantes, como los periodos festivos, es importante recordar que no hay nada malo en ponerse en modo de mantenimiento y dejarse llevar durante un tiempo. No te preocupes tanto por progresar, céntrate en no perder las mejoras que ya has conseguido.
Mira el lado positivo
Y esto plantea un punto interesante e importante que no debe pasarse por alto. Estancarse no es necesariamente algo malo. Por supuesto, puede ser profundamente frustrante y, como deportistas, sentimos que tenemos que estar haciendo progresos constantes e impresionantes en nuestro entrenamiento. Pero la realidad es que las cosas no funcionan así. Y eso es bueno.
Todos tenemos una vida y responsabilidades fuera del running. Incluso los corredores profesionales tienen otras cosas en las que pensar y a las que atender. Un estancamiento ocasional, por tanto, es el momento perfecto para atender estas otras responsabilidades mientras mantienes el statu quo en tu forma física. Muchos corredores experimentados programan este tipo de pautas en su calendario anual. Por ejemplo, en el sur de Estados Unidos, las temperaturas rondan con frecuencia los cuarenta grados en los meses de julio y agosto. Sería muy poco realista que tanto yo como mis compañeros runners de esta región intentáramos establecer marcas personales durante ese tiempo. Sería mucho más seguro y realista centrarse en el mantenimiento y empezar a redoblar los esfuerzos cuando comiencen a bajar las temperaturas.
Por supuesto, como ya hemos comentado, la mayoría de los estancamientos los decide el cuerpo. Lo cual es un poco desconsiderado, sin duda. Aun así, intenta ver estas fases de estancamiento como mensajes importantes de tu cuerpo, en lugar de que te provoquen frustración. Al negarse a progresar, por una razón u otra, el cuerpo te está diciendo lo que necesita. Y una vez satisfechas esas necesidades, el progreso puede continuar. Cuando te encuentres en una fase de estancamiento, intenta aceptarlo con calma y averiguar qué está pasando realmente.
Todos los runners, de hecho todos los atletas, se enfrentan a estas fases de estancamiento. Y esto puede ocurrir cuando entrenamos demasiado, cuando no lo hacemos lo suficiente o simplemente cuando nos vemos arrastrados en demasiadas direcciones. Sin embargo, sea cual sea tu causa, las fases de estancamiento al correr representan una clara señal de que algo en tu rutina de entrenamiento tiene que cambiar. No tengas miedo de hacer esos cambios, incluso cuando hacerlo signifique dejar de entrenar si es lo que necesitas.
En cuanto a mí, esta fase de estancamiento actual parece ser una combinación de cosas. Mi aversión a las carreras de velocidad y el malestar general típico de las estaciones más frías hacen que haya descuidado algunos aspectos importantes de mi forma física. El plan es simple: voy a encontrar la manera de volver a disfrutar de las carreras de velocidad y a reintroducirlas gradualmente en mi rutina. Gracias por ayudarme a resolverlo.
Nuestro consejo como escritores responde únicamente a fines didácticos generales e informativos. Nuestra recomendación siempre es que consultes a tu médico o especialista en salud antes de introducir modificaciones en tus entrenamientos, tu nutrición o tus rutinas de ejercicio físico.